Trastornos del Sueño: Una mal sin remedio?

Que es el sueño ?

El sueño es un período del día o de la noche de duración variable durante el cual los niños descansan, elaboran temas que les preocupan, maduran física y psíquicamente, y aprenden a independizarse del resto del mundo (sobre todo de mamá y papá) por algunas horas.
Entonces, no es dificil llegar a la conclusión de que conciliar el sueño parece ser una tarea complicada para los niños, un verdadero desafío, un momento de gran vulnerabilidad.


Según estudios realizados en la Universidad de Colorado, todos los bebes transitan por ciclos de sueño liviano y profundo durante una misma noche.
A lo largo del desarrollo, es esperable que los primeros vayan disminuyendo y los segundos aumentando. Aproximadamente a la edad de 4 meses, el bebe logra dormir 3 o 4 horas seguidas.

Dentro de este periodo hay 90 minutos de sueño muy profundo, y en los extremos el sueño es liviano, casi un estado de semialerta.


En estos momentos es cuando el bebe está propenso a despertarse. Minutos después, entrará en la proxima fase de sueño profundo, con lo cual completará su descanso nocturno de aproximadamente 8 horas.



El modo de actuar de los padres durante ese intervalo de vigilia es fundamental.

Si encienden la luz, alzan al niño o lo alimentan, es muy probable que no vuelva a dormirse tan facilmente, y, peor aún, que el hábito del sueño interrumpido se transforme en una fastidiosa costumbre.
Si por el contrario, al despertarse no encuentra una respuesta inmediata, se verá obligado a encontrar su propia rutina para continuar durmiendo.
Estos mismos estudios, aseguran que el ritmo circadiano de 24 horas ya esta firmemente arraigado al nacer, ya que el bebe los aprende durante el embarazo, acompañando a la madre.
El recién nacido ya tiene un modo propio de dormir y de despertarse. Por lo tanto, la tarea de los padres se resume sencillamente a generar el ambiente propicio para que mismo ritmo continue.




Que es el insomnio infantil?

El insomnio infantil es un trastorno que se caracteriza por alguna de las siguientes situaciones:
a) Dificultad para dormirse solo

b) Frecuentes despertares nocturnos (entre 3 y 15 veces); con imposibilidad de volver a dormirse sin ayuda de los padres

c) Sueño muy superficial

d) Menos cantidad de horas de sueño que lo normal para su edad



Los niños padecen insomnio por dos causas principales

1º) Adquisición errónea el hábito del sueño; el 70% de los bebes comienzan a dormir más de 4 horas seguidas a partir de los 3 meses de vida, y el 83 % duerme 8 horas al cumplir 5 o 6 meses.
Sin embargo, luego del año, todavía queda aproximadamente un 10 % de niños que no duerme la noche entera.

En este caso el niño debe ser re-educado y estimulado para dormir. Como todos los hábitos, este también se aprende por repetición, es decir, insistiendo en la misma táctica una y otra vez, con mucha paciencia, hasta lograr que el bebe se acostumbre a ello.

Los enojos por la noche son contraproducentes, ya que el bebe se angustia y solo lograremos que llore más, o que decida desafiar nuestro enojo con una larga noche sin dormir.

Es habitual que los padres interpreten que el niño se despierta para reclamar alimentos, pero, en realidad, a partir de los 6 meses aproximadamente, el organismo está en condiciones de utilizar las reservas de glucosa para tolerar un ayuno nocturno.

Por lo tanto, es muy probable que alimentándolo en medio de la noche, sólo logremos darle al bebé la "buena" idea de que hay un motivo válido para despertarse.



2º) Cualquier alteración de la rutina del bebé( una mudanza, el nacimiento de un hermanito); o, en los bebés muy activos, cualquier progreso madurativo que les produzca excitación (aprender a caminar, a gatear, etc).

De hecho, los bebés son altamente sensibles y perceptivos, y el sueño es en general el primer síntoma de que algo distinto está sucediendo.

Esto es normal y, por suerte, transitorio.

Una vez que se normalice la situación o que el bebé logre adaptarse a la novedad, volverá a dormir como antes, sin ninguna dificultad.

Por otra parte, la mayoría de los niños viven el momento de la noche como un momento muy peligroso, ya que se lo aparta de las personas que lo cuidan.

Al principio es muy difícil para él entender que esta separación es transitoria, por lo que se asusta mucho y sólo se calma cuando acuden a socorrerlo.
Poco a poco, irá comprendiendo que no queda abandonado, y le alcanzará con ver su cuna, su chupete o su muñeco preferido para proseguir el sueño
Por esta razón es tan importante transmitirle la seguridad de que el adulto permanecerá junto a él durante la noche, y apenas lo comprenda, avanzar en enseñarle a estar un rato solo.
La noche es una continuación del día, y para el bebé no existe una línea divisoria entre ellos.
Es por esto que no debemos alarmarnos cuando el bebé luego de algun día "especial" presente dificultades para dormir, seguramente ésto será pasajero y todo volverá a la normalidad rápidamente.



Aprender a dormir solo de noche está ligado, sin ninguna duda, a la tarea de aprender acerca de la independencia, y esto, que parece tan sencillo, resulta a veces un verdadero desafío de la crianza





TRASTORNOS DEL SUEÑO EN EL LACTANTE

Aunque estos trastornos son, generalmente, "benignos" no deben ser subestimados, pues pueden ser inicio de trastornos de mayor amplitud.Hay variaciones importantes en cuanto al nº de horas de sueño que un bebé necesita: suele ser alrededor de 17 horas, y al final del año de unas 15 horas.

Durante los 3 primeros meses, las interrupciones nocturnas suelen ser frecuentes hasta que poco a poco vayan estabilizándose sus ritmos de sueño.

- Se evitará sobreestimular al bebé durante la vigilia, sobre todo, en momentos cercanos a la hora de dormir.

- Se cuidarán las condiciones externas: luz, ruidos, calor,...

- Y la madre, con sus cuidados "arropará" afectivamente al niño para que éste pueda abandonarse al sueño sin miedos.

El trastorno, propiamente hablando, más común es aquel en el que el bebé duerme períodos de corta duración, seguido de despertares frecuentes, con lloros. Ello altera la vida familiar de forma importante.

Para poder incidir sobre este trastorno, habrá que revisar qué hace el bebé durante el día pues, generalmente, en la mayoría de estos casos se dan condiciones poco favorables para que se establezca un adecuado período de descanso.



PROBLEMAS AL ACOSTARSE

El niño, en cuestión, muestra resistencia a acostarse por diferentes motivos (miedo a la oscuridad, miedo a no despertarse, por sentir inseguridad cuando está solo, por preferir la compañía y la atención de los padres,...), siempre recurriendo a excusas y/o a conductas manipuladoras. Mientras el niño va consiguiendo alargar el momento, va consiguiendo dosis suplementarias de atención y retrasando la angustia que le produce la separación.

Es conveniente e idóneo atajar este problema antes de que se produzca, y la forma de hacerlo es no transigir en el momento de ir a la cama.

Si esto ya se ha convertido en un problema habrá que establecer todo un plan:

- decidir y señalar en qué momento preciso el niño debe acostarse.

- establecer, en los momentos previos al acostarse, rituales que den seguridad al niño (es decir, hacer cosas que vayamos repitiendo cada día y que le vayan mentalizando de que se acerca la hora de dormir: leer un cuento, coger su muñeco preferido,...) pero sabiendo cómo poner punto y final y no dejar que también se alarguen incansablemente.

- procurar evitar actividades o juegos demasiado excitantes y activos en los momentos previos de acostarse.

- y, en ocasiones, sería conveniente ofrecer alguna pequeña recompensa al niño por haber cooperado en el momento de acostarse.




DESPERTAR A MEDIANOCHE

Si se produce de manera ocasional, no constituye ningún problema; sí lo será en el momento en que se convierta en un hábito.

El bebé que se despierta a medianoche porque está mojado, tiene hambre o le duele algo no se le puede, en absoluto, ignorar y habrá que proceder como convenga.

Si el niño es ya mayor deberá observarse el motivo que siempre envuelve a esas interrupciones del sueño (a quién llama, qué pide, respuestas que obtiene,...), y con esta información establecer un plan que podrán establecer los propios padres o con ayuda del especialista infantil.



TERRORES NOCTURNOS

Cuando hablamos de terrores nocturnos no nos referimos a sueños que producen miedo, sino a etapas del sueño en las que al niño le cuesta pasar del sueño profundo al superficial.

El niño no los recuerda, y poco se puede hacer para ayudarle durante ese terror; se esperará a que acabe, abrazándolo y calmándolo hasta que vuelva a la realidad.

En principio, no son algo significativo. Sí sería conveniente acudir al especialista, si se dieran con mucha frecuencia y/o se convirtieran en algo muy molesto.

Fuente: Dra. Laura Krinsky - Zona Pediatrica Staff

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